martes, 2 de noviembre de 2010

El riesgo de prestar dinero a un vecino

Una hermosa mujer joven sale de la ducha, se envuelve en una toalla
y le avisa a su marido que ya puede utilizar la ducha.
Cuando él entra en la ducha,  suena el timbre de la puerta.
La esposa le dice que ella abre, y baja a abrir la puerta
envuelta en la toalla.
Cuando abre la puerta se encuentra a su vecino, quien se queda
boquiabierto ante la visión que se le ofrece.
Entonces, él saca dos billetes nuevecitos de 100 dólares y le dice
a ella que serán suyos si deja caer la toalla hasta la cintura.
Ella piensa, "¿por qué no?", de modo que deja caer la toalla y coge
el dinero.
El vecino jadea ante lo que ve;
saca prontamente otros doscientos dólares y se los ofrece por
dejar caer la toalla completamente. La mujer piensa que ya había
llegado bastante lejos, así que no importaba, y deja caer la toalla
al suelo. El vecino la contempla un momento, le da las gracias y se va.
Cuando ella sube de nuevo, su marido que acababa de ducharse, le pregunta que quién había llamado a la puerta.
Ella contesta: "era simplemente el vecino".
"¿Y te entregó los 400 dólares que me debe?", pregunta el marido!.

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