Un mocho de los dos brazos entró en un bar y ordenó una cerveza. Por sus
limitaciones físicas, obviamente el mesonero le auxilió, incluso mientras se
bebía la cerveza.
A la hora de pagar, le pidió al mesonero que le metiera la mano en el bolsillo, que
sacara su cartera, extrajera un billete, se cobrara, colocara el vuelto en la cartera y
se la volviera a introducir en el bolsillo.
De pronto el mochito le preguntó al mesonero: -Señor, ¿ustedes tienen urinario?
Y éste, más rápido que inmediatamente le respondió:
-Bueno, vale, sí tenemos, pero te agradezco que te vayas a mear a tu casa-.
Cuando el mocho salió, el mesonero exclamó: -¡ Bola, ni tan calvo ni con dos pelucas!
limitaciones físicas, obviamente el mesonero le auxilió, incluso mientras se
bebía la cerveza.
A la hora de pagar, le pidió al mesonero que le metiera la mano en el bolsillo, que
sacara su cartera, extrajera un billete, se cobrara, colocara el vuelto en la cartera y
se la volviera a introducir en el bolsillo.
De pronto el mochito le preguntó al mesonero: -Señor, ¿ustedes tienen urinario?
Y éste, más rápido que inmediatamente le respondió:
-Bueno, vale, sí tenemos, pero te agradezco que te vayas a mear a tu casa-.
Cuando el mocho salió, el mesonero exclamó: -¡ Bola, ni tan calvo ni con dos pelucas!
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